ALEJANDRO BONGIOVANNI, DIPUTADO ARGENTINO: “MILEI HA MOSTRADO BASTANTE MáS CINTURA POLíTICA DE LO QUE ESPERABA”

Diputado por el oficialista PRO en representación de Santa Fe, Alejandro Bongiovanni ha sido crítico del avance de la inseguridad en su provincia. “El narco es un Estado paralelo en Rosario”, denunció en marzo. Lo dijo el mismo mes en que fue elegido como presidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados de Argentina.

De visita en Chile para participar en una charla del ciclo “Voces de la Democracia”, organizada por Faro UDD, que se realizará mañana en la Universidad del Desarrollo, Bongiovanni conversó con La Tercera sobre el tema de la seguridad en Argentina, así como de la gestión del presidente Javier Milei.

En su calidad de presidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados, ¿cuáles considera que son los principales problemas que enfrenta hoy Argentina en esta materia?

Tenemos, como todo el mundo sabe, un problema muy vinculado a la violencia producida por el narcocrimen. El narcocrimen, eso no es homogéneo en todo el país, sí fuertemente en mi provincia, en la provincia de Santa Fe, puntualmente en la ciudad de Rosario, y también en algunos sectores del conurbano bonaerense de la provincia de Buenos Aires. Puntualmente lo que sucede es que hay peleas de bandas narcos que utilizan a la población de rehén y utilizan lamentablemente a víctimas para dejar mensajes. Están sucediendo muchos de estos casos de mensaje de narcos a los gobiernos provinciales y nacionales y víctimas inocentes que son baleadas así al azar como forma de sembrar el terror. Por eso se está analizando abordar esto desde el punto de vista de una pelea contra el terrorismo.

Y después el otro problema es el crimen común, que durante mucho tiempo en Argentina, por una doctrina que fue muy fuertemente difundida y defendida por quien entonces era juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, un penalista muy inteligente, pero a mi entender muy nefasto respecto de su ideología, convirtió a Argentina en un experimento de abolicionismo penal, donde los delincuentes eran tenidos más como víctimas de una sociedad y de un contexto socioeconómico miserable, que en muchos casos lo era, pero este contexto socioeconómico llevó a muchos fiscales, a muchos jueces, también a muchos miembros de la academia, a muchos operadores del derecho a considerar que tenían que tener una visión benigna sobre los delincuentes y dejarlos en libertad o hacer todo lo posible para que no cumplan prisión efectiva. Todavía va a costar mucho darnos las leyes y sobre todo el enforcement para hacerlas cumplir y que cambie un poco esta visión del derecho penal; estamos trabajando algunos proyectos de ley en ese sentido, pero te diría que inmediatamente después de la inflación, que es el principal problema de los argentinos, el problema económico número uno, la gente te dice que el segundo problema es la inseguridad.

Como diputado de Santa Fe, usted ha dicho que “el narco ya es un Estado paralelo en Rosario”. Después de las medidas que tomó el gobierno central, ¿cómo es la situación?, ¿cree que están yendo en la dirección correcta?

Hoy en mi provincia de Santa Fe hay un solapamiento virtuoso en el sentido de que, a pesar de ser de partidos políticos diferentes el gobernador Maximiliano Pullaro, que es radical, el gobierno de Milei (La Libertad Avanza), con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que es del PRO, están trabajando en sintonía para que el narcocrimen sea castigado en Rosario. Y esto lo están haciendo tanto a nivel de pertrechos físicos de hombres, equipamientos, que además en contexto económico como el nuestro siempre son escasos, pero también a través de algunas iniciativas legislativas que estamos empezando a trabajar ya para el futuro a partir de la semana que viene como una ley antimafia que emula o busca ser un híbrido entre la ley RICO de Estados Unidos y la ley antimafia de Italia, con algunas reformas a todo lo que tiene que ver con la legítima defensa, algunas reformas en materia penal que sumadas al trabajo que están haciendo las fuerzas de seguridad en Santa Fe intentan encauzar las cosas por el lado correcto. No siempre estuvieron alineados provincia y nación, ahora que están alineados creo que tenemos cierta esperanza. Ahora lo lógico sería que las cosas empeoren antes de mejorar porque lamentablemente enfrente tienes un enemigo que está dispuesto a derramar sangre, pero cuanto más acorralado se vea,, hay, por lo menos, en la sociedad una cuota de esperanza de que ahora se están haciendo las cosas necesarias.

En el debate está por ejemplo, la incorporación de las Fuerza Armadas en la lucha contra los narcos.

Se está tratando esa ley, todavía no llegó. Yo estuve la semana pasada en una cena a la que nos convocó el ministro de Defensa, Luis Petri, a los diputados que estamos trabajando en una reforma para hacer algo que no es más que contemporizar con otros países vecinos y otros países del mundo. Hoy las Fuerzas Armadas no tienen ninguna función, ni siquiera cuidando frontera por una ley de kirchnerismo que prácticamente los obligó a quedarse quietos y pasivos en un escenario donde la verdad que los recursos humanos son muy necesarios. Entonces se está trabajando en una reforma a la ley que la verdad que no va a ser nada revolucionario, va simplemente a poner a las Fuerzas Armadas a ayudar a las fuerzas de seguridad en ciertos contextos donde se ven desbordados o donde podrían proveer de mayor apoyo logístico y de músculo que hoy no nos está sobrando. Así que esa iniciativa está, todavía no ha sido presentada formalmente, todavía no tengo más que los contornos, pero esperamos que durante el mes de mayo llegue por lo menos a la Comisión de Defensa del Congreso.

Hace una semana, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, entregó un informe al gobierno chileno sobre la supuesta presencia de Hezbolá en Chile, antecedentes que la ministra del Interior, Carolina Tohá, calificó como “conocidos” y “bastante generales”. ¿Cree que Bullrich manejó mal este tema, tensando sin necesidad la relación bilateral?

Yo intento ser muy cuidadoso en cuestiones como esta, porque es cierto que hay veces que el entusiasmo por alguna información, que puede estar superchequeada o no, por compartir cierta información para dar ciertas peleas te puede llevar a pisar razonablemente callos de jurisdicción de un país vecino. Entonces la verdad que yo considero que estas cuestiones, y creo que quizás Patricia también después recapituló y tomó nota de esto, merecen ser tratadas con un poco más de delicadeza. Igual sé que la ministra tiene el corazón en el buen sentido y quizás manifestarse de manera prematura fue motivado por bonhomía, en el sentido de dar la pelea que hay que dar.

¿Usted ve interés de las autoridades argentinas para abordar problemáticas justamente de seguridad con Chile?

Mucho, muchísimo. Primero porque, más allá de los conflictos en el pasado, hay intereses mutuos. Tenemos varias provincias nuestras que tienen un trato fluido y muy armonioso con Chile. Tenemos un interés común en ciertos problemas comunes como, por ejemplo, actos de vandalismo y terrorismo en el sur de nuestro país que imitan y, en algunos casos, están vinculados con las mismas bandas, así que me parece que el interés de trabajar en conjunto está.

En octubre pasado, usted dijo: “Votaré a Milei, no es una gran alternativa”. ¿Cuál es su opinión hoy del presidente argentino?

Estábamos en campaña y a mí me parecía que nuestra oferta era mejor y me hubiera gustado ganar, claro está. Creo que lo está haciendo mejor de lo que esperaba. Es cierto que a partir de que ganó logró granjearse de un gabinete bastante probo, bastante solvente técnicamente con buen manejo de la política, también eso es una sorpresa agradable. Parecía como tan refractario a la política, porque el discurso antipolítica es muy bueno en elecciones, pero después hay que gobernar y hay que hacerlo con política. Y ha mostrado bastante más cintura política de lo que yo esperaba, así que creo que el presidente lo está haciendo muy bien en términos económicos, y esta es la sorpresa para mí, también lo está haciendo muy bien en términos políticos.

Durante la primera tramitación de la ley ómnibus usted denunció haber sido agredido fuera del Congreso. ¿Qué cambió en estos últimos meses para que la iniciativa estrella de Milei lograra ya media sanción esta semana?

En primer lugar, mucha política, porque la primera vez se había mandado un proyecto elefantiásico, a mí me gustaba mucho, pero sin haber hecho lo que en Argentina se llamaba el poroteo previo, ir a reunirte con los diferentes bloques y ver cuál era su parecer. Esta es una ley bases light que para lo que es Argentina es muy bueno. Los capítulos laborales no son la reforma laboral que queríamos, que era una reforma en todo sentido, pero son buenos capítulos. Y así en todas las áreas. Se encontró un punto medio, nadie sabe cuál es el óptimo en estas cosas, pero yo me voy ligeramente satisfecho. Creo que esto inaugura un debate legislativo, no lo clausura. Este es un primer paso, por eso me mantengo optimista.

¿Y cómo ve el trámite en el Senado?

En Argentina decimos “anulo mufa” cuando no queremos decir que algo va a salir bien, porque tenemos miedo que termine saliendo mal. Pero “anulando mufa” diría que en el Senado es más fácil de negociar porque hay menos librepensadores si se quiere, porque los senadores responden, siempre hay alguna excepción, pero tienden a responder más a los gobernadores, y los gobernadores están bastante ávidos de, por ejemplo, los fondos que se les generarían con la reforma fiscal. Entonces el gobierno tiene más cartas en la mano para negociar, era más difícil el trámite en diputados y la verdad es que en diputados salió casi por un tubo, así que soy optimista respecto del trámite en el Senado. Pero esto es Argentina y puede pasar cualquier cosa.

¿Cree que este primer triunfo de Milei en el Congreso marcará un punto de inflexión para su gobierno?

Creo que el presidente necesitaba sacar una ley, necesitaba probarse a sí mismo, probarle a la opinión pública, probarles a los inversores que están esperando para ver si ponen una ficha en Argentina o no, probarle probablemente al FMI, probarle al mundo, que más allá de ser una novedad discursiva y más allá de haber sido muy inflexible respecto de su baja del gasto y de su secar la emisión monetaria, necesitaba mostrar que también podía hacer política. El presidente tenía que mostrar que, a pesar de ser minoría en el Congreso, podía negociar, podía sacar adelante una ley, podía mostrar ese proceso civilizatorio que es sacar adelante una ley cuando no son mayoría. Creo que es un gran espaldarazo que va a tener efectos económicos también, así que me parece que es una buena noticia para el gobierno y también para Argentina.

Milei afirmó que “la mayor carga del ajuste está recayendo sobre la casta política”. ¿Usted comparte ese balance, considerando que la calle parece decir otra cosa?

No creo que sea tan así como lo expresa el presidente, creo que es un ajuste que está siendo más parejo. Creo que los jubilados son una parte del ajuste importante, con el asterisco nada menor de que el sistema jubilatorio en Argentina ha sido burlado a través de las moratorias provisionales que inventó el kirchnerismo, es decir que te puedes jubilar, aunque no tengas los años de aporte. ¿Sabe cuál fue el promedio? El año pasado creo que se jubilaron cerca de 400.000 personas. ¿Sabe cuántos fueron los años de aporte promedio de los que se jubilaron el año pasado? Cuatro años. Entonces directamente la jubilación perdió la naturaleza, perdieron sentido las moratorias, quebraron al sistema, pusieron falsos jubilados que tienen que cobrar de lo que aportaron otros, entonces hoy están siendo licuados, fuertemente, y eso no es casta. Ahora también están siendo licuados los tipos que hicieron sus aportes, después están siendo licuados los empleados públicos, los que trabajan mucho y los que trabajan poco, y después están siendo licuados todos. Entonces no me animaría a decir que el ajuste es todo de la casta. Ahora lo interesante es que se mantiene un apoyo al presidente o al gobierno o, por lo menos, al rumbo que marque el gobierno. Es bien interesante ver cómo gente que siendo ajustada sigue apoyando al gobierno, creo que es porque ven que va en un sentido correcto y sobre todo que va en un sentido unívoco, inequívoco, no se ve titubeando. Uno ve que Milei tiene acelerador y a veces pisa un poquito el freno, pero lo que no tiene es volante, o sea, va para el mismo el lugar donde dijo que iba a ir en campaña.

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