LAPSUS DE BIDEN Y FAKE NEWS DE TRUMP MARCAN PRIMER DEBATE PRESIDENCIAL EN EE.UU.

Si el primer debate en la carrera a la Casa Blanca se pudiese resumir en dos escenas, sería la imagen de un envejecido hombre con la voz gastada y ronca y la de un candidato que constante e impunemente decía frases calificadas como fake news por medios como el New York Times o The Associated Press.

El esperado encuentro entre el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el exmandatario Donald Trump, realizado la noche de este jueves, estuvo marcado por la imagen que dejaron los candidatos a la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo.

Realizado en los estudios de CNN en Atlanta, inició a las 21:00, y desde un principio tuvo ribetes de histórico. Se trató el debate realizado en la etapa más temprana de la historia política norteamericana, incluso antes de que los partidos decidan formalmente a sus candidatos. Pero también fue el primero que enfrentó a un mandatario en ejercicio contra un expresidente.

Lo que comenzó de manera fría y formal, con ambos sin siquiera darse la mano y pocas interpelaciones, rápidamente escaló hacia ataques y respuestas a acusaciones entre ambos en distintos tópicos “No me acosté con una estrella del porno”, llegó a decirle Biden a Trump. Temas relevantes para la población norteamericana, según encuestas, como lo son la economía, la migración o el aborto, fueron citados en la primera media hora de debate.

Sin embargo, la película se la robó la cantidad de fake news que Trump lanzó -que, debido al formato, que el propio equipo de Biden solicitó, no eran cuestionados por los moderadores- y la entrecortada voz de Biden. Sobre esto último, un estratega demócrata dijo a NBC News que “Biden suena y se ve terrible”, y que “este es el peor comienzo en la historia de los debates presidenciales para un mandatario titular”.

Con cerca de un 20% de indecisos en el país, según numerosas encuestas, una de las mayores preocupaciones en el lado demócrata era la impresión de un mandatario viejo, considerando los 81 años de Biden. Si bien ambos llegan a la carrera presidencial con una avanzada edad -independiente de quién gane, terminará su mandato como el presidente estadounidense más longevo de la historia nacional-, es a Biden a quien más se le achaca el tema de la edad, pese a los 78 años de Trump. Esto, debido a los repetidos fails o gaffes durante su mandato.

Al respecto, Jonathan Swan, del New York Times, señaló: “Los demócratas querían que Biden calmara las profundas y bien documentadas preocupaciones de los votantes sobre su edad y su aptitud para el cargo. Su actuación de esta noche (su voz entrecortada y ronca y su lucha ocasional por terminar sus pensamientos) está aumentando la ansiedad demócrata”.

A menos de 10 minutos de iniciar, Biden pareció perder el hilo de pensamiento quedándose en blanco por unos segundos. Fue la primera vez que Trump se giró a mirar a su contrincante, con rostro impávido, pero evidentemente sorprendido por lo que veía. Para el momento de su discurso final, su voz estaba tan gastada que muchas veces terminaba las frases con un susurro.

Tras 45 minutos de debate, una fuente familiarizada con la preparación del mandatario confirmó que Biden ha estado resfriado durante los últimos días, señaló CBS News. “No hay forma de darle vueltas a esto: Biden no está logrando superar el listón muy bajo que se le ha impuesto. Con respuestas serpenteantes, pausas incómodas y un lenguaje corporal confuso, el sentimiento que inspira es lástima. Estarían deteniendo la pelea si fuera un combate de boxeo”, añadió Brendan Buck, de MSNBC.

“Trump está lejos de ser grandioso y está muy expuesto a ataques, pero Trump ha podido dominar el debate porque Biden simplemente no puede jugar a este nivel esta noche. Bien puede suavizar las cosas, pero los primeros 30 minutos de un debate son críticos y Biden se derritió bajo las luces. Y será muy difícil para esta campaña deshacerse de la narrativa de que este es un presidente que ya pasó su mejor momento”, complementó Buck.

Medios norteamericanos hablaron incluso de “pánico” en las filas demócratas. John King de CNN reportó que “hay un pánico profundo, amplio y muy agresivo en el Partido Demócrata. Comenzó momentos después del debate y continúa así. Involucra a estrategas, funcionarios del partido y recaudadores de fondos, y están manteniendo conversaciones sobre el desempeño del presidente, que consideran pésimo”.

Nicholas Kristof, columnista de The New York Times, fue más allá y dijo que “me gustaría que Biden reflexionara sobre su actuación en el debate y luego anunciara su decisión de retirarse de la carrera, dejando la elección del candidato demócrata en manos de la convención. Alguien como Gretchen Whitmer (gobernadora de Michigan), Sherrod Brown (senador) o Gina Raimondo (Secretaria de Comercio de Estados Unidos) todavía podría saltar y vencer a Trump”, escribió en X, antes Twitter.

Uno de los nombres que más sonaba como posible reemplazo era Gavin Newsom, el gobernador demócrata de California. Sin embargo, rápidamente se restó de reemplazar a Biden. “Es un Presidente de Estados Unidos que se presenta a la reelección. Es nuestro hombre. Y eso forma parte de la táctica de distracción de la derecha: seguir enturbiando las aguas, sobre todo eso y sobre esa especulación sin sentido”, dijo a DailyMail.com.

David Axelrod, exestratega de Barack Obama, fue más allá en el programa posterior al debate de CNN. “Habrá discusiones sobre si debería continuar”, dijo. Si bien explicó que Biden hizo un buen trabajo en tratar las temáticas propuestas por los moderadores, cree que la gente se quedará con el impacto por su voz y comportamiento.

“Fue una actuación en el debate realmente decepcionante por parte de Joe Biden”, complementó en la misma instancia Kate Bedingfield, exdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca de Biden. “No creo que haya otra forma de dividirlo. Su mayor problema era demostrarle al pueblo estadounidense que tenía la energía y la resistencia, y no lo hizo”.

El formato sirvió principalmente a Trump, donde, en la cámara dividida, se veía al exmandatario activo mientras hablaba Biden. Este último, en cambio, se quedaba mirando fijo hacia una esquina con la boca abierta en gran parte del debate. “Biden se ha limitado a mirar al frente y escuchar mientras Trump hablaba esta noche. Eso es muy poco Biden. En debates anteriores, ha sonreído, se ha reído o se ha burlado de sus oponentes. Ha tomado notas. Pero no esta noche”, señaló The New York Times en su reporte en vivo.

Al otro lado de la moneda, el exmandatario republicano despachó una serie de frases engañosas, con falta de contexto o derechamente falsas. Así lo definieron numerosos medios estadounidenses, que cada pocos minutos actualizaban con la frase “falso”, “falta evidencia”, o “esto está exagerado” al lado de las frases cuestionadas.

Que “tenemos el mayor déficit con China”; que a Biden “le paga China”; que “quiere aumentar tus impuestos cuatro veces”. Todas frases desmentidas por los medios. “¿De dónde viene este tipo?”, repitió Biden en numerosas ocasiones cuando Trump se disponía a entregar datos.

La última vez que se vieron las caras en esta clase de enfrentamiento en 2020, eran tiempos de Covid-19; los errores de Biden no eran tantos: la relación de ambos no estaba tan enemistada; y, quizá más importante desde la perspectiva política, cuando Trump todavía no pasaba por sus problemas legales ni intentaba enfrascar el cambio de mando con la fatídica invasión al Capitolio del 6 de enero de 2021. Trump evitó responder a la pregunta cambiando el tema, mintiendo al respecto, según el fact check de medios locales.

También ocurrió a la inversa cuando le consultaron a Biden por los cuestionamientos a su edad. Su respuesta divagó hacia la creación de semiconductores por los trabajadores estadounidenses. Adam Nagourney, reportero político senior del New York Times, señaló: “Es de destacar que Biden no respondió a la pregunta inevitable (la edad) con una broma autocrítica. Está hablando de Corea del Sur. El momento es emblemático de su noche”.

Sobre el debate como formato, hubo algunos elementos destacables. Por ejemplo, por primera vez no fue la Comisión de Debates Presidenciales la encargada de organizar el evento, ya que el equipo de Joe Biden rechazó la posibilidad de debatir bajo el alero del ente. Esto, porque denunciaron una “falta de disposición” en la Comisión para hacer cumplir las reglas que ellos mismos imponen, en referencia a 2020, cuando se realizó un caótico evento de este tipo.

En esta ocasión, fueron 90 minutos de discusión desde los estudios de CNN en Atlanta, donde en las dos pausas comerciales los candidatos a la Casa Blanca no pudieron acercarse a interactuar con sus equipos de asesores.

No hubo discursos de apertura y, para lograr una mayor fluidez y menos interrupciones, se optó por cerrar el micrófono del rival mientras el otro hablaba. Además, no se permitió el uso de ayudas ni visuales ni auditivas, mas sí contaban con papel para tomar apuntes y una botella de agua. Por último, y en la línea de favorecer el escuchar las posturas, no hubo público para evitar las interrupciones. Por otro lado, y por petición del equipo de Biden, no hubo corrección sobre mentiras por parte de los moderadores, lo que Trump aprovechó libremente. Ahora, las encuestas deberán responder si el debate generó algún cambio en la intención de voto de los indecisos.

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