JUAN GRABOIS, EXPRECANDIDATO PRESIDENCIAL ARGENTINO: “MILEI SIGUE PONIENDO SUS PROPIOS PREJUICIOS IDEOLóGICOS POR ENCIMA DEL INTERéS NACIONAL”

En la reciente II Feria Internacional del Libro de las Ciencias Sociales de Recoleta 2024, estuvo acompañado del alcalde de la comuna, Daniel Jadue, para presentar su libro “Peores Vagos Chorros Ocupas y Violentos Alegatos del Humanismo Cascoteado”. Se trata del abogado, dirigente social y docente de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Juan Grabois, (40), el mismo que intentó liderar a la entonces coalición oficialista Unión por la Patria desde la izquierda humanista, cuando obtuvo unos 1,4 millones de votos, el 5,9%, durante las primarias de agosto de 2023, cuando el exministro de Economía, Sergio Massa, se consagró como el candidato del peronismo.

Durante su paso por Santiago, el líder opositor argentino y miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, analizó el actual momento de Argentina bajo el gobierno de Javier Milei. En entrevista con La Tercera, habla de “miseria planificada”, de “secuestro de los bienes comunes” y de la “batalla cultural de una pedagogía de la crueldad”. Y advierte que ve “un potencial de unidad muy importante en la lucha social”.

En enero, usted comentó en entrevista con La Tercera que marzo iba a ser “un mes muy crítico” para Milei. A cuatro meses de su llegada a la Casa Rosada, ¿cuál es su balance de la gestión del mandatario libertario?

La gestión demuestra en estos cuatro meses por lo menos tres elementos que configuran la estrategia general de su gobierno. El primero es la miseria planificada, es decir, la violación de los derechos patrimoniales y la confiscación de la propiedad privada de las mayorías populares en Argentina. ¿Qué quiere decir esto? Sus ahorros, su salario, para tanto los empleados del sector privado como los trabajadores del sector público, como los informales y las jubilaciones que han perdido más del 30% de su poder adquisitivo en este período. A lo que se suma las tarifas que el gobierno con criterio de oportunidad retrasó hasta abril porque la sumatoria de la inflación acumulada, producto de la devaluación y los aumentos en las cuotas de las escuelas privadas y de las prepagas eran una verdadera guerra contra la clase media. Pero las tarifas van a empezar a llegar en estos días. Se ha cortado el abastecimiento de comida en los comedores populares, las obras en las barriadas humildes y los programas de cooperativa, por lo que los signos meteorológicos objetivos para que haya una elevación de los niveles de conflictividad social que ya se perciben en las calles, están todos dados. Entonces este primer elemento, miseria planificada y respuesta popular que está empezando a escalar.

Un segundo elemento es una entrega bochornosa de nuestra soberanía, fundamentalmente a partir de las nuevas legislaciones para facilitar el secuestro de los bienes comunes de Argentina, de sus aguas y el uso de sus aguas, ya sea la hidrovía del Paraná, que es uno de los principales -yendo al Río de la Plata- puertos de salida al Atlántico. Ya sea de este tema que tenemos en común, que es estratégico para Chile y para Argentina, que es el territorio antártico, que dentro de muy poco, en plazo geoestratégico, se vence el Tratado Antártico y tenemos que trabajar juntos para que no nos roben nuestra porción del continente blanco. En los dos lugares se ha permitido que una potencia extranjera tenga control sobre los pasos, el paso bioceánico, en un caso, y sobre el movimiento portuario, marítimo y fluvial. Entonces, el control geoestratégico del Atlántico Sur es uno de los elementos.

El otro elemento es el saqueo del litio, de las tierras raras y de los minerales de nuestro país, el facilitamiento de la adquisición de tierras con riquezas naturales por parte de multinacionales, con la derogación de facto de la ley de dominio nacional sobre tierras rurales, que fue producto del DNU. Los combustibles y las fuentes de energía que están siendo apropiadas también por multinacionales, y los alimentos que, como ya viene de hace rato, no alcanzan para el pueblo argentino, pero sí para la ganancia de los exportadores.

Y el tercer punto de la estrategia es la batalla cultural de una pedagogía de la crueldad, del individualismo, de la indiferencia, del descarte, de la ganancia monetaria como único factor de motivación para la vida humana, planteando una teoría del Estado novedosa y peligrosa, en la que la justicia social es una aberración, es decir, cualquier mecanismo de distribución del ingreso y de derechos garantizados es directamente delictual, porque esta concepción se suma a la nueva definición del Estado, que es una organización criminal, según Milei, una paradoja, porque él preside esa organización criminal, así que sería el jefe de la banda, pero esto es así.

Después de anunciar en marzo el cierre de la agencia estatal de noticias Télam, Milei las emprendió contra el periodismo argentino al que acusó de haberse “corrompido, ensuciado y prostituido al calor de los sobres y la pauta oficial”. ¿A dónde apunta Milei con esta ofensiva? ¿Está en riesgo la libertad de expresión en Argentina?

Los tres elementos que he mencionado configuran un escenario muy peligroso para el continente, donde una nueva forma de fascismo, un neofascismo distinto, diferente, con características nuevas, pero con la misma agresividad contra la disidencia, contra el pensamiento crítico, contra la pluralidad se expresa con claridad contra la prensa libre, digamos, con el ataque permanente a periodistas, que es muy distinto a hacer una crítica del rol de los medios, que eso está muy bien, pero acá estamos hablando de otra cosa, de un hostigamiento hasta personal con algunos periodistas. No es bueno que eso crezca ni en Argentina ni en América Latina, y hay un avance de la conflictividad muy claro. Se va a seguir expresando, o sea, no se pueden poner plazos. Marzo fue un punto de inflexión, y ahora los próximos meses van a ser los meses de conflictividad, para mí, más altos.

En una clase abierta en la Facultad de Derecho de la UBA usted advirtió que Argentina se está “hundiendo en una tragedia social”. Con un índice de pobreza del 57,4% en enero, el nivel más alto en al menos 20 años, ¿cuánto tiempo más pueden tolerar los argentinos la terapia de shock de Milei?

En primer lugar, creo que el pueblo argentino ha sufrido dos grandes decepciones electorales en 2015 y en 2019. La primera el triunfo de Macri que prometió “Pobreza 0″ y se retiró con el crecimiento de los índices de pobreza. La segunda frustración tiene que ver con el gobierno del Frente de Todos que prometió empezar por los últimos de la fila y, por el contrario, terminó el gobierno con mayor pobreza y no mejoró la capacidad del salario. Este hartazgo explica en parte el triunfo de Milei y la sensación, en parte de la gente de a pie, de que la cosa tiene que mejorar y hay que confiar. Pero este hilo de esperanza no es eterno, y creo que el gobierno está dando cotidianamente señales que el ajuste no lo paga la casta sino los más humildes. Dije una vez que quería que este proyecto político y económico fracase. Eso es algo que sostengo, y para derrotar este modelo deshumanizante y de miseria planificada, es necesario hacer la autocrítica para organizar la bronca y construir la alternativa. Ese creo que es el rol que tiene que adoptar la política. Este tiene que darse escuchando, observando, dándole protagonismo y representación directa a los sectores populares. Veo un potencial de unidad muy importante en la lucha social. Hay una marcha universitaria planteada, la posibilidad de una masiva movilización el 1 de mayo y un paro nacional para el 9 del mismo mes.

Milei anunció que la futura base de EE.UU. en Argentina forma parte de su plan para recuperar las Malvinas. ¿Le preocupa este alineamiento con Washington considerando la influencia de China en Argentina?

Milei sigue poniendo sus propios prejuicios ideológicos y afinidades personales por encima del interés nacional. Trae una guerra entre potencias a nuestra tierra y ya bastante tenemos con la miseria planificada. Queremos una Argentina neutral, pacífica, no-alineada y latinoamericanista, que defienda sus propios intereses como nación en función de las necesidades de su pueblo.

Nuestra única estrategia geopolítica debe ser a unidad latinoamericana para enfrentar lo que nosotros llamamos el nuevo ALCA, agua, litio, combustibles y alimentos, los bienes naturales de nuestra región que las grandes potencias quieren saquear y lo dicen sin pelos en la lengua, como lo hizo la Jefa del Comando Sur norteamericano, la generala (Laura) Richardson.

Lamentablemente, nuestro país tiene un triste historial de patrioteros que atentaron contra su propio pueblo mientras se sometían al dominio extranjero. No hay una reivindicación genuina por las Malvinas por parte del gobierno de Milei. Veo algo meramente enunciativo que intenta ocultar burdamente una entrega bastante descarada que hay que denunciar y no permitir. No podemos rifar así nuestra soberanía y el cuidado de nuestros recursos.

Usted ha dicho que el “peronismo ya no tiene proyecto”. ¿El reciente anuncio de que encabezará una lista a diputados nacionales de cara a 2025 responde a ese diagnóstico? ¿Un eventual proyecto presidencial en 2027 lo tendría a usted como líder o a Axel Kicillof?

Como decía anteriormente, el gobierno del Frente de Todos se basó en una unidad que fue un éxito electoral, pero fracasó a la hora de gestionar. Ese fracaso se centró en la ausencia de un programa de gobierno con acuerdos, tareas, plazos y responsables para resolver problemas importantes como que todos puedan tener acceso a un lote para construir su vivienda.

Desde nuestro espacio venimos trabajando hace años en un proyecto de país por una Argentina Humana, el Plan de Desarrollo Humano Integral que concentra la agenda de Tierra, Techo y Trabajo. En las últimas circunstancias llegamos a la conclusión de que la manera de impulsarlo era la candidatura a presidente y dejar de relegar ese espacio siempre a roscas de último momento y lo de una eventual candidatura en provincia de Buenos Aires va en el mismo sentido. Eso no quiere decir abandonar la vocación de unidad ni de construir consensos, que es fundamental para derrotar este proyecto inhumano. Simplemente implica dejar de esperar definiciones de cúpulas y empezar a empujar desde abajo un proyecto de país.

Axel es uno de los principales referentes de la oposición, quien lo hace de manera consecuente, en ejercicio del poder y enfrentando un intento de ahogamiento presupuestario a su provincia. Lo voy a defender a capa y espada. Creo que el debate no es ahora Axel, Juan o quien sea, sino qué agenda, qué proyectos, qué propuesta y cómo hacerlas realidad. Obvio que después se discute nombres, porque tiene que conducir quien mejor lleve adelante esto de conjunto y concretamente, no tengo una ambición personal al respecto. Eso sí, si no se garantiza que nuestra voz se considere y esos espacios quedan vacíos, no nos vamos a quedar de brazos cruzados y pensamos ocuparlos a los codazos si es necesario.

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